Son las nueve de la noche, en el cual el frío hacia su presencia; a pesar de estar inseguro de irme, estaba ya esperando el carro que nos llevaría a un nuevo trabajo. Y entonces llegan por mí; con mochila en mano y con las ganas de cambiar de hábito, arrancamos a Los Mochis, Sinaloa; donde no sabíamos lo que nos deparaba el trabajo.
Me iba con muchas cosas que quería olvidar, pero sin embargo al regresar ahí iban a estar; así que decidí mejor ir a disfrutar de la vida por un tiempo en otro lugar. La idea era estar a lo mucho tres semanas nada mas, no teníamos ni idea de lo que nos iba a tocar.
Simplemente al llegar, vimos que trabajo para tres semanas no era, mínimo tres meses serian, así que pues largo tiempo venia. Sin embargo, en cuanto llegamos a darle duro al trabajo, la sorpresa de aquellos que nos veían, como en un día, un buen avance ya había. Así que llego nuestro primer fin de semana en esa ciudad, donde lo principal era ir a dar una vuelta que tal estaba el lugar.
Como apenas empezábamos a conocer y no perdernos, cerca de la casa salimos, aunque poco a poco, cada fin de semana que llegaba, conocíamos más la ciudad, así que más o menos fuimos a buenos lugares. Eso si, todos los días después de un buen día de trabajo, nuestras cervezas nos echábamos, por que no contábamos, con el calor que estaba a todo lo que daba.
Tres semanas se pasaron volando, y entre trabajando y paseando, vimos que los avances se iban dando; algunos ya desesperados por volver, ver a su familia o simplemente por querer regresar con los suyos, era notorio en todos, pero como aun no habíamos acabado, nos quedamos mas de lo acordado.
Así fueron pasando los días, en los cuales hubo veces, que el día se convertía en noche y nosotros dándole hasta que el cuerpo aguante, todo por querer regresar ya lo pronto posible. Entre trabajo y unas buenas cervezas llegaban los días finales, y así volver a casa lo veíamos cada vez mas cerca, aunque al final veíamos que se alejaba ese día en que a casa regresáramos…
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